10 enero 2007

“Yo no me merezco esto”

Que frasecitas, no? “Yo no me merezco esto”, “Él no se lo merecía”, “Es injusto que me haya pasado a mí”, “¿Por qué me pasan estas cosas?”, “Ella no merecía morir así”, “No sé que estoy pagando”, “No es justo que le pasara eso”, etc, etc, etc...

Es que a la gran mayoría de personas no les gustan las “injusticias”. Para ejemplo este blog y otro muuuchos más en la blogosfera, los cuales escriben sobre las injusticias sociales a modo de queja y/o denuncia. “Los salvadoreños nos merecemos algo mejor”, dicen por allí. “Cada pueblo tiene el gobierno que se merece”, dicen por allá. “Yo solo sé que no sé nada”, escuché por acá. ¿Y entonces? ¿Nos merecemos lo que tenemos? Hacia eso va este post.

Porque es algo que casi siempre pienso cuando la vida (no tanto los sistemas sociales y políticos) muestra que es injusta. Ver a un bebito nacer con deformaciones que le limitarán su desarrollo de por vida; o ver a un niño con todo el cuerpecito quemado por un tambo de gas que explota sin avisar te hace pensar en eso. Conocer de una chava que en su primera experiencia sexual sale embarazada o de un chero (no zorro o promiscuo) que se acostó con alguien que creía conocer para luego recibir un examen que dice que tiene VIH parece de lo más sin sentido; más cuando vemos cheros y cheras super promiscuos y libres sexualmente (cosa que no digo que sea mala) nunca pescar una ETS o un embarazo no deseado. Conocer a un amigo que es súper buena gente y saber que le diagnosticaron cáncer; o que te llamen para decirte que a un familiar tuyo (muy entregado a las buenas obras) le cayó una bala perdida y dejará de caminar, te deja desconcertado. Despidos injustificados, violaciones sexuales, atropellamientos sorpresa, y otro montón de situaciones externas ajenas a tu control y dirigidas a personas “inocentes” es de lo más triste.

En fin, uno queda confuso. Uno queda pensando (en el caso de ser creyente). “Qué raro es Dios ¿porqué se lleva o deja que le pasen atrocidades a las buenas personas?”; (o en el caso de los no muy creyentes) “La vida es como una escalera de gallinero: corta, empinada y llena de cagadas”. La verdad es que no se sabe en qué pensar y lo primero que uno puede decir, casi automáticamente es: “Él (ella) no se merecía que le pasara eso”. Pero queda claro que nuestro concepto de justicia no es el mismo que el de Dios o el que maneja la vida. No siempre nos merecemos lo que tenemos; pero no podemos echarle la culpa a Dios o a la vida porque de nada servirá. Si alguien puede aportar al tema, bienvenido sea...

09 enero 2007

Nuestro periodismo televisivo

Terminé de leer un ensayo de un profesor colombiano de televisión, Omar Rincón, sobre el camino que tendrían que seguir los medios noticiosos televisivos para fortalecer las débiles democracias de nuestros países latinoamericanos. Así comencé a reflexionar sobre lo que pasa en mi país (SV) al respecto.

Acá, como en la mayor parte del mundo, el periodismo que vemos por televisión (y también el que compramos en la calle con los periódicos) es la fuente primaria de saber social de la mayoría; es decir, el punto de partida principal de donde la gente se informa de lo que pasa a su alrededor. Con esto sacamos la siguiente reflexión: la gente creerá lo que los medios les digan (“si lo vio por televisión, debe ser verdad”). Entonces los medios son poderosos. Y al serlo, según este profesor que cité, pueden difundir cualquier información como verídica. Así, en mi país y en otros del Tercer Mundo, los poderosos medios difunden las versiones y enfoques informativos del poder, la institucionalidad y las elites como verídicos reduciendo la diversidad temática a lo light.

Por ejemplo: en El Salvador existe TCS (Tele Corporación Salvadoreña, canales 2, 4 y 6), la cual encaja en este modelo a la perfección; y aunque los demás canales tratan de ser más profesionales que TCS (periodísticamente hablando) ninguno llega al nivel de fortalecer la democracia. ¿Pero esto quien lo reflexiona? Si los que lo hacen los llaman desestabilizadores del orden, izquierdosos, resentidos, etc. ¿Cuándo dejaremos de tener una ciudadanía difusamente informada y por ende semi-ignorante? Si los medios inventan el país según sus intereses de negocio y las personas (sin otras fuentes “formales” de información) aceptan el invento de los medios.

Otra cosa que me llamó la atención de lo que este profesor escribe es el hecho de que el periodismo actual (el rentable empresarialmente, como he venido escribiendo) nos hace sentir que no vale la pena pensar sobre el pasado (y yo agrego que tampoco sobre el futuro). Es decir, la información va y viene con velocidad y las “agendas de los medios” (lo que sale y lo que no sale) se basan sobre “lo más caliente”, la “primicia”, “estar