Hablemos de Dios

Hace unos meses puse un pequeño cuestionario para ser contestado por quienes nos leen. Trataba sobre las concepciones acerca de Dios. Las respuestas fueron pocas pero interesantes. En base a ello decidí escribir este post a modo de resumir las ideas que tenemos de un mismo Dios.

La mayoría contestó que Dios no es limitado, no tiene flaquezas y mucho menos vanidad o rencor. Eso lo hace un Dios muy bueno. Otro contestaban que Dios sí tiene límites, pero que están en la mente del creyente; cosa que me pareció muy bien pensada, al igual que su respuesta en referencia a lo del rencor (Por lo que hizo Dios con el diluvio, por ejemplo).

Hubieron respuestas muy confrontativas y dignas de reflexionar. Como la de decir que Dios es limitado porque dejó que mataran a su hijo (Ya sé, alguno dirá: “Así tenía que suceder, estaba en las escrituras y lo hizo por salvarnos de la condenación”. Ok, pero eso nos pone en la posición de que Dios estaba limitado a que si no había sacrificio no había perdón, algo así como: Necesito sangre derramada para poder perdonar el pecado del mundo, sino no lo puedo hacer). Bueno, también en este tipo de repuestas está la de la vanidad de Dios, en donde un amigo respondió que le preguntaramos a Lucifer; es decir: Dios no quiso que nadie se le fuera arriba, solo Él puede ser perfecto (Ahora bien, en mi posición personal yo no creo este cuento de Lucifer y toda esa tradición que nos cuentan, en fin, es una respuesta muy confrontativa y digna de cuestionar).

Otro tema interesantísimo fue el del castigo eterno, llámese infierno, condenación, etc. Acá veo un cruce entre las personas que tienen una imagen muy buena de Dios, ya que ponen cosas como: “No quiero creer en eso, pero es una idea religiosa muy arraigada en mi persona. Pero no quiero creer en eso”. Es decir, la gente ve tan bien y perfectamente pacífico a Dios que le cuesta visualizar que haya creado un lugar tan horrible como el infierno. En cambio otros tajantemente no creen en un lugar así o no saben si creer o no, lo que me pone a pensar que estamos frente a personas que creen en un Dios diferente al de la tradición judeocristiana, por lo tanto entiendo que sí hay una necesidad de creer en una divinidad pero no aceptan lo que las religiones organizadas o la misma Biblia declara (tipo mi caso, jejeje).

De ahí teníamos el punto de la predestinación, esa cuestión de si todo ya está escrito o no (entiéndase que el futuro ya está definido y que usted nació con la historia escrita por lo que ahora simplemente está siguiendo un guión). Acá hay personas que sí creen, queriendo decir que su vida, a pesar que creen controlarla, ya tiene su destino definido (me imagino que creen en la lectura de la mano también, no sé). Y están los que no creen en ella (que son los mismos que tienen ideas menos tradicionales de Dios o no creen en Él), éstos seguramente se sienten dueños de su destino; cosa que creo muy saludable creer, pues así me responsabilizo a mi mismo de mis éxitos y fracasos.

Finalizando encontrábamos lo de si Dios castiga o si son nuestras propias consecuencias las que nos hacen pagar por nuestros “pecados”. En estas respuestas todas apuntan que es uno mismo quien se clava la estaca. Aquí si awebo que: todo lo que uno siembra, tarde o temprano lo cosecha.

Que bonito, me gustaron las respuestas, creo que la gente debe interrogarse a sí misma sobre sus creencias. En mi opinión la madurez tiene que ver con tener claro en qué creo, en qué no creo y porqué hago lo que hago o sigo a quien sigo.

P.D: Gracias Beka/Hada (Dandelion o Dientecillo de Leon) por animarme a no dejar de escribir.